Éste es el post número 100 del blog, el último post. Hoy, domingo 25 de mayo de 2008, el weblog SOBRE ALGUIEN LLAMADO GREGORIO JEBLUSS llega a su fin.
Gracias a todos.
Hasta siempre.
domingo, mayo 25, 2008
Requiescat in pace
"Eppur si muove..."
"Y sin embargo se mueve.." La mejor frase jamás pronunciada en la historia de la humanidad. Gracias, Galileo.
jueves, mayo 22, 2008
Increíble: encontré el primer poema que escribí en mi vida
Tenía un cuaderno. Tenía bolígrafo. Tenía nueve años.
Hoy tengo sorpresa. También mucha vergüenza. Pero tengo ganas de publicarlo en este blog.
Conmovido, después de veinte años hallé en casa de mis padres el cuaderno en donde escribí el primer poema de mi vida. O, mejor dicho, el primer texto de mi existencia cuyo fin era meramente literario. Hoy ese cuaderno presenta las hojas sueltas, amarillas, emborronadas y con los bordes rotos (quizás comido por ratas o polillas).
Debo reconocer la vergüenza que me surge al publicar este poema. Pero el momento lo justifica, ya que éste es el antepenúltimo post de este blog, antes de cerrarlo para siempre y perpetrar mi suicidio.
BOSQUE (1988)
Tú, naturaleza
con tus bellas manos, como abrigo
de entre largos ríos y maleza
haz creado al bosque, un gran amigo.
Bosque mágico, bosque hermoso
Bosque que, sin mí, no sirve
Bosque que, sin ti, no es nada
Bosque que, sin nosotros, no existe.
Dios y sus ángeles, con su espíritu melódico
han tocado ese paisaje vestido de ensueño
si caminas por ese terreno azoico
tendrás la oportunidad de ser su dueño.
Árboles ásperos, nidos calientes
grandes rosales con colores de plata
es tan bello que no se explica con palabras lo que sientes
y veo que (...extracto ilegible del verso...) de la catarata.
Nunca olvidaré lo que es el bosque
es un paisaje pintado de amor
con caminos cercados por flores
y glicinas con un tierno olor.
viernes, mayo 16, 2008
Un soneto
Si para recobrar lo recobrado
debí perder primero lo perdido,
si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado,
si para estar ahora enamorado
fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.
Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.
Porque después de todo he comprendido
que lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.
FRANCISCO LUIS BERNÁRDEZ
(1900-1978)
Algunas frases de despedida
"La libertad de elección consiste en hacer con alegría las cosas que debo hacer."
CARL JUNG
"Pienso y razono durante meses y años. Noventa y nueve veces la conclusión que saco es errónea. La vez número cien, acierto."
ALBERT EINSTEIN
"Pasión. Ese es el secreto en la carrera de cada uno. Ni la educación ni ocultos talentos innatos. La pasión."
BOBBY UNSER
"En lugar de preocuparte innecesariamente por el futuro, aprovecha este momento para usar toda tu capacidad. Recuerda, el presente es hijo del pasado y padre del futuro."
K. SRI DHAMMANANDA
"Dentro de veinte años lamentarás más las cosas que no hiciste que las que hiciste, así que suelta amarras y abandona el puerto seguro. atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre."
MARK TWAIN
"No vayas adonde te lleva el camino. Ve, en cambio, por donde no hay camino y deja una huella".
RALPH W. EMERSON
"Qué sencilla y frugal es la felicidad: un vaso de vino, una castaña tostada, un brasero encendido, el sonido del mar."
NIKO KAZANTSAKIS
(Extraido del librillo "Palabras mágicas")
CARL JUNG
"Pienso y razono durante meses y años. Noventa y nueve veces la conclusión que saco es errónea. La vez número cien, acierto."
ALBERT EINSTEIN
"Pasión. Ese es el secreto en la carrera de cada uno. Ni la educación ni ocultos talentos innatos. La pasión."
BOBBY UNSER
"En lugar de preocuparte innecesariamente por el futuro, aprovecha este momento para usar toda tu capacidad. Recuerda, el presente es hijo del pasado y padre del futuro."
K. SRI DHAMMANANDA
"Dentro de veinte años lamentarás más las cosas que no hiciste que las que hiciste, así que suelta amarras y abandona el puerto seguro. atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre."
MARK TWAIN
"No vayas adonde te lleva el camino. Ve, en cambio, por donde no hay camino y deja una huella".
RALPH W. EMERSON
"Qué sencilla y frugal es la felicidad: un vaso de vino, una castaña tostada, un brasero encendido, el sonido del mar."
NIKO KAZANTSAKIS
(Extraido del librillo "Palabras mágicas")
miércoles, mayo 14, 2008
Eterno, eterno recuerdo
Ya no veré tu sombra
ya no guardaré tus suspiros
ni besaré tu seda.
Desde hoy sólo seré aquel
que te llevará hacia esa tierra seca
llena de comas y puntos suspensivos.
Un mundo de papel y hojas rayadas
en donde jamás hemos existido,
allí donde los gritos son de agua
el viento es terciopelo
y el universo el blanco de tus ojos.
Hoy sé que ya no podré dibujarte
ya no poseeré las arrugas de tus labios
tampoco las pecas de tu cara
ni tu respiración en mi cuello.
Hoy desperté de un sueño
hoy el río me arrastró hacia el mar
y me bañó en agua salada,
agua que bebí mientras rodaba
hacia el oscuro abismo de tus pechos.
Hoy somos crisálidas
mañana mariposas
y por siempre almas rodantes
por siempre seremos suspiros
largos y áridos suspiros
que abrazarán con fervor un mismo y eterno recuerdo.
(Te lo dedico).
Martes 13 de mayo de 2008
ya no guardaré tus suspiros
ni besaré tu seda.
Desde hoy sólo seré aquel
que te llevará hacia esa tierra seca
llena de comas y puntos suspensivos.
Un mundo de papel y hojas rayadas
en donde jamás hemos existido,
allí donde los gritos son de agua
el viento es terciopelo
y el universo el blanco de tus ojos.
Hoy sé que ya no podré dibujarte
ya no poseeré las arrugas de tus labios
tampoco las pecas de tu cara
ni tu respiración en mi cuello.
Hoy desperté de un sueño
hoy el río me arrastró hacia el mar
y me bañó en agua salada,
agua que bebí mientras rodaba
hacia el oscuro abismo de tus pechos.
Hoy somos crisálidas
mañana mariposas
y por siempre almas rodantes
por siempre seremos suspiros
largos y áridos suspiros
que abrazarán con fervor un mismo y eterno recuerdo.
(Te lo dedico).
Martes 13 de mayo de 2008
viernes, abril 18, 2008
Para destruir es preciso haber aprendido a construir...
Cuando la vida te vacía
cuando el universo es un punto sin coma
y la soledad te abraza.
Cuando el viento sopla en contra
las aortas desgarran
y los aromas que anhelas
se dispersan y se nublan,
todo pasa a ser recuerdo
tu piel se cubre de nostalgia
y los ojos que sueñas son de cera,
esos ojos del que pensabas ser el dueño
y hoy se derriten por el calor de tus latidos
bajo el trópico de Cáncer.
Ahora lo sabes,
el mundo es una barca que ves partir
mientras desaguas un poema sin sentido
sin más tinta que los suspiros,
en alguna isla del Atlántico Sur.
Y hoy ahogas tus párpados en el whisky
ahora lo sabes
ahora ves caer la tierra desde el fondo.
(Dedicado a un capítulo de mi vida que, creo, se termina).
Buenos Aires, abril de 2008.
Tema: For no one, The Beatles, del album Revolver, 1966.
miércoles, marzo 26, 2008
Hundes
El aire adolescente
este amanecer que huele a menta
la explosión de flores
las hormonas
la lava de mis venas
y el aire a menta.
Temblores celestes
las huellas del viento
la sombra del sol
el sudor en tus ojos
y tus gotas en mí.
Me gritas
me despiertas de un letargo de siglos
corro descalzo sobre astillas volcánicas
mastico las estelas del cortejo.
Entonces mi jalea rueda sobre tus muslos
y tu magma me calcina las vértebras.
Entonces el mundo deja de ser mundo
y es savia joven, imposible
es serpiente hambrienta
espasmos de arco iris
eléctricos espasmos
es Sodoma castigada
Venus
epilepsia
heridas saladas
y carne enrojecida.
Volvemos
el aire desmaya
aletarga.
Somos dos cometas que se rinden
que caen en campos minados.
Ahora somos conscientes
de los mil soles dibujados en el techo
de los átomos que se detienen en el ápice
justo antes de que muera la lava de mis venas
de que se disipe la menta de tu cuerpo
de volver a ser reales
y de que despierte el sol.
(Milán, marzo de 2008)
Imagen: Composición VII, de Wasilly Kandinsky.
sábado, marzo 22, 2008
Vuelvo
Vine en busca de las primeras orillas. Me siguen temblando las manos, aunque al menos ya no me sangran. El mar rabioso y el viento que dibujaron estas arrugas siempre han querido impedirme el regreso. Maniobrar la nave fue un martirio: sujetos a la madera del timón, los dedos me sangraban por las astillas que se hundían en mi piel. Los hechos, como fotogramas, se sucedieron con sorprendente exactitud: cada dos días una tempestad, una más furiosa que la otra. Y yo, nuevamente, a recomenzar la labor de desplegar las velas y correr hacia la proa. Aún me sigue doliendo el pecho, esta vez el escorbuto invadió todo lo que quedaba de mis pulmones. Tosí, vomité sangre. Pero eso no era motivo para soltar el timón ni para dejar de orientar las velas. Abatido, caí en la cubierta y lloré lágrimas de vidrio. La nave escapó hacia la deriva. Me dormí bajo la lluvia, sobre la madera podrida, y disfruté el andar de las gotas rodando por mi mejilla. Pasé días así, flotando en ese mar oscuro, ese mar que lleva mi nombre. Sin embargo hoy sentí un crujido, la proa chocó contra unas rocas. La playa era un sueño. El sol me abrazó. Mis dolores cesaron. Y en ese momento, mientras despegaba la cara del suelo carcomido, me di cuenta de que había vuelto.
Buenos Aires, marzo de 2008
Buenos Aires, marzo de 2008
martes, marzo 18, 2008
Ardid
Toda la culpa es del aire
que abre mis venas
a duros latigazos
y llora por lo bajo
mientras mastico este aire
de pus y algodón.
La válvula de escape
los latidos serpiente
testigos de la noche
noches abrigo
noches saladas
lenguas de hielo
lluvias de suero
y un eco a sangre.
que abre mis venas
a duros latigazos
y llora por lo bajo
mientras mastico este aire
de pus y algodón.
La válvula de escape
los latidos serpiente
testigos de la noche
noches abrigo
noches saladas
lenguas de hielo
lluvias de suero
y un eco a sangre.
Ochenta maneras de usar una silla
1. Frente a un escritorio, pluma en mano y con una pistola al lado, redactando un testamento.
2. En un trono, dando la orden real de comenzar una guerra contra el reino del norte.
3. Una cena con la pareja en el restaurante más caro de la ciudad, con un anillo de bodas en el bolsillo de la chaqueta.
4. Sentado con la espalda donde va el culo, la cabeza colgando, las piernas apoyadas en el respaldo y los pies hacia arriba, mirando una película de Woody Allen.
5. Frente a un piano, tocando una pieza de Schubert.
6. Firmando el acta de divorcio en un prestigioso bufete de abogados.
7. En la butaca del coche que soñé tener toda mi vida después de haberme divorciado, por fin.
8. De pie frente a la silla, pensando que esa silla podría estar ocupada por una persona que ya no está.
9. Probando alguna nueva y complicada postura sexual hindú.
10. Junto a una vieja máquina de escribir, poniendo el punto final a una novela que el autor decidió titular La metamorfosis.
11. Sentado con la espalda recta, las piernas cruzadas en posición de loto, las manos descansando sobre las rodillas y juntando los dedos pulgar y medio.
12. Igual que la posición anterior, pero diciendo OM repetidas veces.
13. Haciendo fuerza con los brazos para mover las ruedas, frente al umbral de la entrada a un banco, para depositar el dinero cobrado en un seguro por accidente.
14. Con unos colegas mal afeitados, jugando póker, iluminados solamente por una pequeña vela, rodeados de humo.
15. Vendiendo billetes de la ONCE en una caseta de color azul.
16. Mirando a los Beatles en directo, pero con la imposibilidad de escucharlos a causa del ensordecedor griterío de las fans.
17. Tomando el té con mi nueva suegra, poniendo cara de yo no fui.
18. En un autobús a punto de arrancar, mirando las caras de la gente que llora allí fuera, caras que nunca más volveré a ver.
19. En el asiento trasero de un jeep, preparado para el relevo de los soldados que murieron en el frente de batalla.
20. En la clase ejecutiva de un vuelo de American Airlines con destino a las islas Mauricio.
21. En una butaca de la barra del Apolo, intentando ligar con una guiri.
22. En la sala de espera del dentista, escuchando los desgarradores gritos del pobre señor que entró antes que yo.
23. En el pasillo junto a la sala de partos, escuchando el llanto de un bebé recién nacido. Quizás sea mi hijo.
24. Volviéndome a poner los dolorosos zapatos de tacón, a las seis de la tarde, después de terminar los aburridos informes que me encargó mi jefe.
25. Tejiendo unos zapatitos rosas para esa niña que trae mi hija en brazos, y que aún no conozco.
26. Cantando con unos enormes auriculares frente a un enorme micrófono, en un enorme estudio, frente a un enorme vidrio con un técnico de sonido detrás, que regula los botones de una enorme consola.
27. Aguantando las ganas de estornudar en el panel de un importante congreso organizado por las Naciones Unidas.
28. Sentado junto al presidente de un país musulmán, firmando el alto el fuego por tiempo indeterminado.
29. Frente a un piano, tocando una pieza de Strauss.
30. Escuchando las confesiones de mi paciente, que está acostado en el diván.
31. En una tumbona mirando el color de las cometas de los niños que juegan en la playa.
32. En una tumbona, mirando a unas rubias haciendo topless.
33. Chateando horas y horas en el MSN con el amor de mi vida (versión de él).
34. Chateando horas y horas con el tío que se va a casar conmigo para hacerme los papeles (versión de ella).
35. Con la silla dada vuelta, viendo las telarañas.
36. Espalda al suelo, contando la cantidad de mocos que hay pegado debajo de la silla.
37. Con la cabeza hacia atrás, totalmente relajado, escuchando el último disco de Sigur Ros.
38. Fumando una maría con pipa, con las piernas abiertas y los brazos caídos.
39. Durmiéndome en la clase de geografía.
40. Con la chica que me gusta sentada en mis rodillas, haciéndome el amigo pero, con disimulo, oliendo el aroma de su cabello.
41. El poeta, derrotado y abatido, que escribe el último poema de su vida, pensando que eso no es lo suyo.
42. En un locutorio, llamando por teléfono a Ecuador, felicitando a la madre por su cumpleaños.
43. Frente a un piano, tocando una pieza de Bhetooven.
44. Gritando desesperado en el primer asiento de un autobús, viendo a ese camión que viene de frente y que no tiene intenciones de frenar.
45. En un estadio de fútbol, con la cabeza entre las manos, pensando que nunca más iba a volver a pagar para ver a esos once desastrosos.
46. Sin que los jefes lo vean, girando y girando en una silla de oficina, recordando lo divertido que es hacerlo.
47. De pie, ensayando un suicidio.
48. De rodillas, ensayando un suicidio un poco más complejo.
49. De rodillas, ensayando una nueva forma de rezar.
50. De rodillas, ensayando una nueva postura sexual.
51. Frente a una batería, tocando el solo de la canción The Mule de Deep Purple, en Japón, año 1973.
52. Frente a un piano, tocando una pieza de Puccini.
53. Aunque parezca imposible, intentando mantener la mente en blanco, no pensando en nada, bien acomodado en esa cómoda silla del Ikea.
54. Tomando mate amargo y agua bien caliente con una persona que acaba de preguntarle “¿Qué estás fumando?”
55. Jugando al ajedrez con un ordenador llamado Deep Blue.
56. En el asiento del Apolo XII a punto de pronunciar una famosa frase al centro de control de Houston.
57. Frente a un microscopio, viendo cómo bailan las bacterias.
58. Tomando whisky para olvidar.
59. En una cena romántica, mientras hurga en el bolsillo de su chaqueta le dice a la mujer de sus sueños la trillada frase: “¿Te quieres casar conmigo?”
60. Bostezando.
61. Intentando apartar con una mueca absurda la gota de sudor que baja lentamente desde mi frente, mientras comparezco sin muchas convicciones en este absurdo juicio, ante una horda de abogados.
62. Junto a la profesora de ruso que me explica las seis declinaciones del idioma, con total cara de desconcierto.
63. Aburrido, el nuevo empleado sella y sella detrás del mostrador de la oficina de Correos.
64. La empleada de al lado, contenta por ver que tiene como nuevo compañero de trabajo a un chico tan guapo, y que sella tan pero tan bien.
65. Un sacerdote que no escucha demasiado y dice lo mismo ante los pecados de sus fieles, en ese viejo confesionario.
66. Frente a un piano, tocando una pieza de Brahms.
67. Intentando dormir para amenizar la espera en la estación de Sants.
68. Llorando con desconsuelo frente a una gran caja de madera.
69. Contento, ilusionado, temeroso, escuchando a la maestra en su primer día de clases.
70. Conduciendo una Ferrari, acelerando en las curvas, camino al casino de Montecarlo.
71. Recordando sus primeros amores mientras lee una novela de Corín Tellado.
72. Acomodando el culo mientras escucha los consejos del profesor de ergonomía pagado por la empresa en la que trabaja.
73. Decepcionado, cierra ese libro de su autor favorito que tanto esperaba, pensando que ya no es más su autor favorito.
74. Nervioso, con profundo dolor de ojos y tras años de experiencia, reparando un reloj muy, muy, muy caro.
75. Totalmente harta de las quejas de los clientes, tras la caja de una sucursal del Condis.
76. Feliz porque hoy es su último día de trabajo, tras la caja de una sucursal del Caprabo.
77. Sorprendida por haber dado la pincelada justa en esa obra que le llevó ocho meses de trabajo. La última pincelada.
78. Leyendo La Razón y diciendo que sí con la cabeza.
79. En un sitio privilegiado del Gran Teatro del Liceu, habiendo disfrutado tres horas el virtuosismo de ese fantástico pianista.
80. Escribiendo con prisas un nuevo y absurdo post en este absurdo blog. Con prisas no por haber sido invadido por un rapto de inspiración, sino porque la batería de mi ordenador está a punto de agotarse.
sábado, marzo 15, 2008
John y Frank
"Si no nos desviamos de las normas, el progreso no es posible"
"La estupidez tiene cierto encanto. La ignorancia no".
"Si quieres descansar, ve al colegio. Si quieres educación, ve a una biblioteca".
"La vida es fácil con los ojos cerrados, mal entendiendo todo lo que ves".
"Dios es un concepto con el cual medimos nuestro dolor."
"Una parte de mí piensa que soy un perdedor. La otra parte, que soy un dios todopoderoso"
Estas frases pertenecen a dos tipos que destruyeron los moldes de la música del siglo XX. Hablo de John Lennon (1945-1980) y de Frank Zappa (1940-1993). No tengo ganas de decir a quién pertenece una u otra frase, quien quiera saberlo que lo averigüe por su cuenta. Todo esto viene a colación de este show que los señores Zappa y Lennon hicieron en 1971. El comienzo es eminentemente lennonístico (de hecho, John cuenta que tocarán un tema que hacían en The Cavern). El final, ya lo verán, deriva en un típico trance zappiano. Lo único que lamento son los muríaticos grititos de Yoko Ono...
"La estupidez tiene cierto encanto. La ignorancia no".
"Si quieres descansar, ve al colegio. Si quieres educación, ve a una biblioteca".
"La vida es fácil con los ojos cerrados, mal entendiendo todo lo que ves".
"Dios es un concepto con el cual medimos nuestro dolor."
"Una parte de mí piensa que soy un perdedor. La otra parte, que soy un dios todopoderoso"
Estas frases pertenecen a dos tipos que destruyeron los moldes de la música del siglo XX. Hablo de John Lennon (1945-1980) y de Frank Zappa (1940-1993). No tengo ganas de decir a quién pertenece una u otra frase, quien quiera saberlo que lo averigüe por su cuenta. Todo esto viene a colación de este show que los señores Zappa y Lennon hicieron en 1971. El comienzo es eminentemente lennonístico (de hecho, John cuenta que tocarán un tema que hacían en The Cavern). El final, ya lo verán, deriva en un típico trance zappiano. Lo único que lamento son los muríaticos grititos de Yoko Ono...
"El otro día vi la eternidad"
La frase, profunda y sublime como una , pertenece al poeta metafísico galés Henry Vaughan.
In this world of sugar's lies,
And to use a larger measure
Than my strict yet welcome size.
First, there is no pleasure here:
Coloure'd griefs indeed there are,
Blushing woes that look as clear,
As if they could beauty spare.
In this world of sugar's lies,
And to use a larger measure
Than my strict yet welcome size.
First, there is no pleasure here:
Coloure'd griefs indeed there are,
Blushing woes that look as clear,
As if they could beauty spare.
La frase de la semana
"Entender puede ser una condena. Y no entender, la puerta que se abre".
Enrique Vila-Matas
Enrique Vila-Matas
Allí
Buscaba,
abría todas las puertas del salón
y me arrojaba a los abismos
sujeto a delgados hilos de baba.
Buscaba
buscaba y caía,
sobredosis de abismos
y ningún verbo conjugado
¡ay! amargos orgasmos;
lo sé,
hoy las ninfas se robarán mi carne.
Buscaba
caía
caía y hundía,
pirañas bajo la almohada
gritos simultáneos
con aire de caverna
con ruido a montaña;
sí, lo recuerdo
diez dedos en simbiosis
cabellos que desaguaban al mar
y una búsqueda que acabó
cuando dejé de buscar.
(MP3 del post: Tranquiliza mi mente, de Neil Young)
jueves, marzo 13, 2008
Universo
Convulso
ecos desde el pozo
los espasmos vienen en camino
la tierra sacude
la lava es viscosa
el suelo resquebraja
el mundo vuelve a Pangea
el espiral es infinito
menos que yo.
Olvido
me entrego a las cadenas oxidadas
me flagelo con espinas de acero
trago esas espinas
y sin masticar
y grito de placer hasta evaporar.
Vacío
vacío todo lo que me puebla
lo devuelvo al mar
al aire con gusto a mí
y todo es un mar de mí
todo lo que me rodea es mí
la realidad se condiciona
la realidad es mi vara
sólo existo yo de éste lado de la raya.
Fuera,
fuera también soy yo
el mundo es lo que yo me represento a mí mismo
el mundo soy yo
y nadie más.
Nadie más.
miércoles, marzo 12, 2008
Atisbos de lucidez
"¿Que qué es el arte? El arte es un juicio acerca de la trágica condición humana."
"El mejor arte está hecho de tristeza, y no de felicidad."
"Se escribe poesía porque uno se va a morir, pero principalmente porque uno desea ser querido. Uno escribe para decirse, pero también para reclamar amor."
"Si existiera una raza inmortal, o sea en una estirpe en la cual no existiera el amor y la muerte –ya que uno es consecuencia del otro– el arte no existiría. El arte es hijo de nuestro carácter mortal y, por consecuencia, también de la existencia del amor."
"El mejor amor es el presente, el goce tiene lugar en un momento, éste, en el ápice vertiginoso del tiempo. El amor pasado siempre es doloroso. El amor futuro tiene un sentido, ya que el cuerpo siempre se predispone para el goce futuro."
Todas las frases pertenecen al escritor argentino Alejandro Dolina.
"El mejor arte está hecho de tristeza, y no de felicidad."
"Se escribe poesía porque uno se va a morir, pero principalmente porque uno desea ser querido. Uno escribe para decirse, pero también para reclamar amor."
"Si existiera una raza inmortal, o sea en una estirpe en la cual no existiera el amor y la muerte –ya que uno es consecuencia del otro– el arte no existiría. El arte es hijo de nuestro carácter mortal y, por consecuencia, también de la existencia del amor."
"El mejor amor es el presente, el goce tiene lugar en un momento, éste, en el ápice vertiginoso del tiempo. El amor pasado siempre es doloroso. El amor futuro tiene un sentido, ya que el cuerpo siempre se predispone para el goce futuro."
Todas las frases pertenecen al escritor argentino Alejandro Dolina.
viernes, marzo 07, 2008
Carta de navegación
Todas las sábanas del mundo
no son suficientes para cubrirnos
para hundirnos en este mar
tan oscuro como el cuenco vacío de tus ojos.
Paso mi dedo por tus labios
quiero copiar su forma
sus arrugas, tus comisuras;
quiero apropiármelos para siempre
quiero pintar cielos con tus labios.
Hago surcos en tu espalda
caigo por tu columna
te robo latidos y los guardo en una burbuja
construyo un refugio en el hueco de tu pecho
me escondo tras esas pestañas que te tiemblan.
Y de pronto, cuando las sábanas levantan vuelo
cuando tus suspiros deshacen mis cimientos
de pronto, cuando mis bocanadas se apagan
y descongelan los hielos narcóticos
de pronto el sol.
miércoles, marzo 05, 2008
Fantasma
Puedo sentir la punta de tus dedos
que desgarran mis asperezas
o puedo ser un ciego involuntario
y palpar hasta adivinarte.
Estas tan cerca que no veo
estas sencilla, en caída libre
sos la pluma de mi almohada
que sale todas las noches cuando me raptan los duendes
esa pluma que dibuja eses
porque no quiere tocar el suelo
y sin embargo cae.
Puedo ser el que te infla
el que te empuja al vacío, el que corta tus cuerdas
puedo ser el grito nocturno que no oye
o el soplido de la vela que ennegrece
o la llave que sólo cierra
o el lunar que siempre se te esconde.
Pero soy la multiplicación de las desdichas
un hueco hundido en el colchón
la última letra de tu nombre
el olvido del sentido
la muerte del olvido
lo que expulsa
lo que late
lo que muerde
lo que entra.
Creo ser lo que te aleja
Pero ni siquiera eso.
que desgarran mis asperezas
o puedo ser un ciego involuntario
y palpar hasta adivinarte.
Estas tan cerca que no veo
estas sencilla, en caída libre
sos la pluma de mi almohada
que sale todas las noches cuando me raptan los duendes
esa pluma que dibuja eses
porque no quiere tocar el suelo
y sin embargo cae.
Puedo ser el que te infla
el que te empuja al vacío, el que corta tus cuerdas
puedo ser el grito nocturno que no oye
o el soplido de la vela que ennegrece
o la llave que sólo cierra
o el lunar que siempre se te esconde.
Pero soy la multiplicación de las desdichas
un hueco hundido en el colchón
la última letra de tu nombre
el olvido del sentido
la muerte del olvido
lo que expulsa
lo que late
lo que muerde
lo que entra.
Creo ser lo que te aleja
Pero ni siquiera eso.
martes, marzo 04, 2008
Escrito hace dos años y pico, en la Tate Gallery de Londres
Sorprendido, hoy hallé en mi carpeta Borrador del Blogger unos textos que había escrito hace bastante, mientras vagaba con mi cuadernito por los pasillos de la galería de arte moderno Tate, de Londres, una desnuda noche de invierno. Ya que estoy en plan de extirpar pasados, y a la espera de mi final, ofrezco estas reflexiones frente a dos obras que me impactaron particularmente. Una de Pietr Mondrian y otra de Lucio Fontana...
"Romper, romper constantemente. Siempre hay más allá. Siempre hay barreras. Todo el tiempo, en todo lugar podemos destrozar en un millón de pedazos cualquier tipo de esquema. No tenemos que mirar hasta la distancia de nuestros dedos estirados. Patterns, crear patters para ayudar a (ciertas) personas a pensar que el mundo tiene tantas caras que, en consecuencia, no tiene caras…"
"Apertura, ojo, espacio, desgarro, descubrimiento, interior, exterior, ahí, aquí, cosmos, vacío… Gracias a Lucio Fontana empecé a comprender un poco el significado de la palabra vagina."
"Romper, romper constantemente. Siempre hay más allá. Siempre hay barreras. Todo el tiempo, en todo lugar podemos destrozar en un millón de pedazos cualquier tipo de esquema. No tenemos que mirar hasta la distancia de nuestros dedos estirados. Patterns, crear patters para ayudar a (ciertas) personas a pensar que el mundo tiene tantas caras que, en consecuencia, no tiene caras…"
"Apertura, ojo, espacio, desgarro, descubrimiento, interior, exterior, ahí, aquí, cosmos, vacío… Gracias a Lucio Fontana empecé a comprender un poco el significado de la palabra vagina."
Palabra de Oliverio
Oliverio Girondo fue de esos a los que todo le acababa importando una puta mierda. Cuando todos se acobardaron de hacer tanto surrealismo, él lo continuó, lo llevó hasta las últimas consecuencias y terminó por crear un estilo único e inigualable. Cuando ya no era chic hablar de las vanguardias románticas del XIX, él junto a Enrique Molina se mandaron una traducción descomunal de esa joya llamada Una temporada en el infierno, de Riambaud. Así como si nada le robó la mujer a Borges, la lánguida Norah Lange... Gran favor que nos hiciste Oliverio. Porque si Borges se hubiese casado con esa mina seguramente no habría sido el descomunal escritor, el infinito creador, ése reprimido sexualmente que conocimos, aquel que (según dijera Leopoldo Becerra) era capaz de generar "orgasmos literarios", ése Borges que halló como placer último y supremo la búsqueda del fin del universo en el caos eterno del universo, y no lo resumió en una vagina, como tantos han hecho...
Hoy me dieron ganas de hablar de Oliverio porque, también, a mí hoy todo me importa una puta mierda.
Ahí van dos muestras de sus glóbulos rojos.
I
Cúbrete el rostro
y llora.
Vomita.
¡Sí!
Vomita,
largos trozos de vidrio,
amargos alfileres,
turbios gritos de espanto,
vocablos carcomidos;
sobre este purulento desborde de inocencia,
ante esta nauseabunda iniquidad sin cauce,
y esta castrada y fétida sumisión cultivada
en flatulentos caldos de terror y de ayuno.
(fragmento de su poema "Invitación al vómito").
II
"La vida es un largo embrutecimiento. La costumbre nos teje, diariamente, una telaraña en las pupilas; poco a poco nos aprisiona la sintaxis, el diccionario"...
(de "Membretes").
...y un clásico
EL PURO NO
El no
el no inóvulo
el no nonato
el noo
el no poslodocosmos de impuros ceros noes que noan noan noan
y nooan
y plurimono noan al morbo amorfo noo
no démono
no deo
si son sin sexo ni órbita
el yerto inóseo noo en unisolo amódulo
sin poros ya sin nódulo
si yo ni fosa ni hoyo
el macro no ni polvo
el no más nada todo
el puro no
sin no
(de "En la masmédula")
miércoles, febrero 20, 2008
Poetas, poesía, universo
"Cada poema es único. En cada obra late, con mayor o menor grado, toda la poesía."
OCTAVIO PAZ
"Podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía."
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
"La poesía no quiere adeptos, quiere amantes."
FEDERICO GARCÍA LORCA
"Los poetas no comienzan a vivir hasta que mueren."
UGO FOSCOLO
"El poeta que estuviera satisfecho del mundo en el que vive, no sería poeta."
GIOVANNI PAPINI
"Un poema nunca está acabado, solamente abandonado."
PAUL VALÉRY
OCTAVIO PAZ
"Podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía."
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
"La poesía no quiere adeptos, quiere amantes."
FEDERICO GARCÍA LORCA
"Los poetas no comienzan a vivir hasta que mueren."
UGO FOSCOLO
"El poeta que estuviera satisfecho del mundo en el que vive, no sería poeta."
GIOVANNI PAPINI
"Un poema nunca está acabado, solamente abandonado."
PAUL VALÉRY
Condena (fragmento)
–Que pase el acusado.
Leopoldo Becerra entró en el estrado con las manos esposadas tras su espalda y la cabeza gacha. Un murmullo cortó la escena en dos, como una afilada navaja. Fue ubicado en la tarima a la vista de todos cuando, en ese momento, el juez volvió a hablar.
–Han pasado varias semanas desde el comienzo de este juicio. Ya sé que éste no es el método adecuado, pero a la vista de que sus crímenes han sido tan espantosos e inhumanos, esta corte dio su aprobación para adelantar el proceso y formular el veredicto ahora mismo: el jurado lo encuentra culpable de utilización indebida de palabras, de asesinatos gramaticales, de aberrante flagelación narrativa. Por todo esto, señor Becerra, este magistrado lo sentencia a reclusión de por vida y prohibición perpetua de cualquier tipo de manifestación literaria. Caso cerrado.
Leopoldo sintió retumbar en su cerebro, y durante varias semanas, el golpeteo del martillo que determinaría a la postre el resto de sus días. Agachó aún más la cabeza y se tragó un llanto que necesitaría expulsar de cualquier manera. Pero fue valiente. El jurado se retiró satisfecho por el deber cumplido, y los asistentes comenzaron a delinear las más variopintas opiniones. Un policía gordo y hediondo se acercó al escritor y le puso una mano en el hombro para llevárselo. “Se hizo justicia, criminal”, diría tajante.
Leopoldo Becerra fue confinado de inmediato en una casa de las afueras de la ciudad, bajo vigilancia permanente. Viviría su aislamiento en ese sitio, en el destierro, lejos del alcance de cualquier instrumento con el que pudiera forjar para la posteridad su ansia creativa. Nunca se preguntó porqué lo enviaron allí, a una casa convencional –en la que la luz del sol lo invadía todo y en verano la brisa se colaba por las grietas de la puerta– y no fue trasladado a una húmeda y oscura celda. A toda hora un oficial lo controlaba, uno de esos guardias novatos que creen ser los dueños del mundo sólo por tener un arma que les cuelga de la cintura. Era demasiado joven para trabajar de eso; unas tímidas huellas de acné delataban su candidez. Esa vigilancia sería la mejor manera para que Leopoldo cumpliera su condena a rajatabla, hasta el final. La comida le era entregada sin ningún tipo de envoltorio de papel. Bajo ningún concepto se le permitía recibir instrumentos de escritura, ya sean lápices, bolígrafos o plumas. Tampoco se le facilitaban elementos punzantes con los que pudiera tallar en la pared algún tipo de historia o poema. Por las noches se interrumpía el servicio de luz, y solían ponerle música apacible para que conciliara el sueño con más facilidad. Así tendría menos tiempo para pensar.
miércoles, febrero 06, 2008
Onírico Domingo, 17 de febrero de 2008
lunes, febrero 04, 2008
Bocas de cráter
A veces estamos demasiado dispuestos a creer que el presente es el único estado posible de las cosas.
Marcel Proust
Tener fe significa no querer saber la verdad.
Friedrich Nietzsche
domingo, febrero 03, 2008
Sumergirse
Las briznas no duermen en esta noche líquida.
Cortezas que desgarran deseos,
ríos que sudan desde dentro,
hierba segregando savia espesa y burbujeante.
Y yo soy ese que oscila en una cuerda de cristal,
funambulista ciego dispuesto a atravesar esta dimensión salada,
esta línea filosa.
Soy un navegante eterno y sin brújula
que sólo lleva consigo esta carne que late.
Cortezas que desgarran deseos,
ríos que sudan desde dentro,
hierba segregando savia espesa y burbujeante.
Y yo soy ese que oscila en una cuerda de cristal,
funambulista ciego dispuesto a atravesar esta dimensión salada,
esta línea filosa.
Soy un navegante eterno y sin brújula
que sólo lleva consigo esta carne que late.
La agonía de Gregorio Jebluss
Hoy me levanté con la sensación de que mi final está próximo. Mejor dicho, mi transmutación, mi transpolación, mi traslado o cualquier otra palabra que comience de esa misma manera. Últimamente se presentan ante mí montones de indicios que indican que está llegando el capítulo final de esta andadura. Siento que recorro los mismos caminos, y esa insistencia no hace más que formar surcos en el suelo: una señal de que hay que cambiar el carril. Como las crisálidas, poco a poco voy despellejándome para ver una nueva apariencia, quitarme de encima la sustancia viscosa que me ha protegido en este desarrollo y desplegar mis flamantes alas. Por fin.
Gregorio Jebluss, el escritor que no existe (o, mejor dicho, que aún no existe), tiene la sensación de que la tinta de su pluma está por acabarse.
¿Quien quiere mi muerte?
Hace unos días encontré un sobre en el buzón de la casa donde vivo con esta carta anónima. Más que una carta, es una especie de diagnóstico o estudio sobre (creo) mí mismo. Sobre mi pasado, mi presente, mi futuro, sobre aspectos personales que ni siquiera sé si son ciertos. No sé si quemar esta maldita carta.
"Gregorio Aurelio Jebluss, 33 años.
Nacido en Ginebra el 14 de abril de 1967.
Aunque aparentemente parece una persona corriente, por no decir “normal” (¿qué es en definitiva una persona “normal?) Gregorio tiene ciertas paranoias que le motivan a tener actitudes raras, diferentes, sospechosas. Cree que alguien lo vigila todo el tiempo, que esa vigilancia está omnipresente y que está dominado por alguien superior, que no es exactamente un dios, porque él es ateo acérrimo. Cree que hay alguien que dirige su vida, como una especie de creador poderoso que lo maneja a través de un joystick eterno. Todas las cosas que hace, que deja de hacer, que piensa y que deja de pensar, todo está condicionado por esta paranoia. Esta paranoia lo persigue desde su temprana infancia. Al principio no era más que una inquietud. Cuando jugaba al fútbol con sus amigos, pateaba y la pelota se iba lejos, muy lejos de la portería y él había puesto todo su empeño en practicar durante la semana para patear y marcar el gol, habiéndose concentrado antes de patear en pegarle en el centro de la pelota con el empeine, dándole la fuerza que él consideraba necesaria, pero la pelota se iba por lo alto, en ese momento Gregorio pensaba que ese ser que lo manejaba desde una dimensión paralela tenía ganas de hacerle una broma de mal gusto. “Quizás se levantó gracioso hoy”, pensaba. Pero al principio no fue más que una inquietud. Pasaron los años esa inquietud devino en pseudo locura. Había decidido no contárselo a nadie, pero era imposible que la gente que frecuentara no se diera cuenta. En su casa su madre se daba cuenta que, a cada rato, Gregorio se giraba imprevistamente apuntando hacia el aire con su dedo índice para ver si lo vería o, a lo sumo, se anticiparía a alguna de sus ocurrencias. Su deseo era utilizar esa frase que tantas veces ensayó y que tenía preparada desde hacía años “¡Te he pillado, cabrón!”. Sus amigos no entendían por qué caminaba tan lento por la calle, por culpa de él siempre llegaban tarde a todas partes (según él, el andar despacio era una estrategia para que las decisiones de ese ser superior y poderoso fueran más previsibles, y de esa manera, poder evitarlas).
Sus parejas lo abandonaban enseguida cuando él, en pleno acto sexual, gritaba mirando al techo cada diez minutos cosas como “Aquí no te metas, desgraciado”, “no me das ni un minuto de intimidad”, o “¡Qué! Te doy envidia, eh!”. Así consultó ejércitos de psicólogos, psiquiatras, religiosos, monjes budistas, gurús… pero nadie pudo resolver su problema existencial. Fue entonces que, una tarde de febrero, pensó que había encontrado la solución. La única manera de sortear las decisiones de ese personaje eterno que condicionaba su vida era apartándose de la sociedad, alejarse de todo y de todos, y crear de esa manera un mundo propio, con sus propias leyes, horarios, tiempos y normas. Un mundo en el que él era gobernante y gobernado, rey y súbdito, hombre y objeto. Por eso un día, sin reflexionarlo mucho, abandonó todas sus cosas, su carrera, su familia y se fue a vivir a una casa en medio de la montaña. Él sólo. Sin objetos. Sin electricidad. Sólo el techo y las paredes. De esa manera, pensaba, el individuo aquel no tendría oportunidades para condicionar su vida, porque no tendría ni objetos ni personas cercanas de qué valerse para hacerlo. En esa casa de montaña sufría terrible frío en invierno y sofocante calor en verano, pero no le importaba, estaba feliz eludiendo las decisiones del personaje omnisciente. Bajo ese techo pelado sólo había una silla, el único objeto que se permitió tener, solamente para sentarse por la tarde a pensar. El resto del día se dedicaba a recoger hierbas silvestres que le servirían de comida y por la noche a dormir. Estaba satisfecho con su nueva vida. Pasaron así meses, meses que se acomodaron uno detrás del otro para convertirse en años. Y en lustros. Y en décadas. En todo ese tiempo, Gregorio jamás volvió a ver a nadie, ni a ser propietario de ningún objeto, salvo esa vieja silla. Una lluviosa noche, cuando estaba dedicándose a pensar sentado en su único mueble, viejo y moribundo, a Gregorio le vino una idea fugaz, como un relámpago. Pensó si esa decisión de apartarse del mundo, tomada hace ya cuarenta años, no habría sido también digitada por ese individuo superior, que lo había encerrado en un guión eterno durante los primeros 33 años de su vida. Y quizás no estaba allí por su propia decisión. Quizás ese guión que le hizo desviar la pelota hacía ya sesenta años todavía estaba siendo escrito...
Pero finalmente no tuvo tiempo de sacar ninguna conclusión al respecto. Gregorio se iba a quedar siempre con esa duda: la muerte llegó en el momento adecuado..."
"Gregorio Aurelio Jebluss, 33 años.
Nacido en Ginebra el 14 de abril de 1967.
Aunque aparentemente parece una persona corriente, por no decir “normal” (¿qué es en definitiva una persona “normal?) Gregorio tiene ciertas paranoias que le motivan a tener actitudes raras, diferentes, sospechosas. Cree que alguien lo vigila todo el tiempo, que esa vigilancia está omnipresente y que está dominado por alguien superior, que no es exactamente un dios, porque él es ateo acérrimo. Cree que hay alguien que dirige su vida, como una especie de creador poderoso que lo maneja a través de un joystick eterno. Todas las cosas que hace, que deja de hacer, que piensa y que deja de pensar, todo está condicionado por esta paranoia. Esta paranoia lo persigue desde su temprana infancia. Al principio no era más que una inquietud. Cuando jugaba al fútbol con sus amigos, pateaba y la pelota se iba lejos, muy lejos de la portería y él había puesto todo su empeño en practicar durante la semana para patear y marcar el gol, habiéndose concentrado antes de patear en pegarle en el centro de la pelota con el empeine, dándole la fuerza que él consideraba necesaria, pero la pelota se iba por lo alto, en ese momento Gregorio pensaba que ese ser que lo manejaba desde una dimensión paralela tenía ganas de hacerle una broma de mal gusto. “Quizás se levantó gracioso hoy”, pensaba. Pero al principio no fue más que una inquietud. Pasaron los años esa inquietud devino en pseudo locura. Había decidido no contárselo a nadie, pero era imposible que la gente que frecuentara no se diera cuenta. En su casa su madre se daba cuenta que, a cada rato, Gregorio se giraba imprevistamente apuntando hacia el aire con su dedo índice para ver si lo vería o, a lo sumo, se anticiparía a alguna de sus ocurrencias. Su deseo era utilizar esa frase que tantas veces ensayó y que tenía preparada desde hacía años “¡Te he pillado, cabrón!”. Sus amigos no entendían por qué caminaba tan lento por la calle, por culpa de él siempre llegaban tarde a todas partes (según él, el andar despacio era una estrategia para que las decisiones de ese ser superior y poderoso fueran más previsibles, y de esa manera, poder evitarlas).
Sus parejas lo abandonaban enseguida cuando él, en pleno acto sexual, gritaba mirando al techo cada diez minutos cosas como “Aquí no te metas, desgraciado”, “no me das ni un minuto de intimidad”, o “¡Qué! Te doy envidia, eh!”. Así consultó ejércitos de psicólogos, psiquiatras, religiosos, monjes budistas, gurús… pero nadie pudo resolver su problema existencial. Fue entonces que, una tarde de febrero, pensó que había encontrado la solución. La única manera de sortear las decisiones de ese personaje eterno que condicionaba su vida era apartándose de la sociedad, alejarse de todo y de todos, y crear de esa manera un mundo propio, con sus propias leyes, horarios, tiempos y normas. Un mundo en el que él era gobernante y gobernado, rey y súbdito, hombre y objeto. Por eso un día, sin reflexionarlo mucho, abandonó todas sus cosas, su carrera, su familia y se fue a vivir a una casa en medio de la montaña. Él sólo. Sin objetos. Sin electricidad. Sólo el techo y las paredes. De esa manera, pensaba, el individuo aquel no tendría oportunidades para condicionar su vida, porque no tendría ni objetos ni personas cercanas de qué valerse para hacerlo. En esa casa de montaña sufría terrible frío en invierno y sofocante calor en verano, pero no le importaba, estaba feliz eludiendo las decisiones del personaje omnisciente. Bajo ese techo pelado sólo había una silla, el único objeto que se permitió tener, solamente para sentarse por la tarde a pensar. El resto del día se dedicaba a recoger hierbas silvestres que le servirían de comida y por la noche a dormir. Estaba satisfecho con su nueva vida. Pasaron así meses, meses que se acomodaron uno detrás del otro para convertirse en años. Y en lustros. Y en décadas. En todo ese tiempo, Gregorio jamás volvió a ver a nadie, ni a ser propietario de ningún objeto, salvo esa vieja silla. Una lluviosa noche, cuando estaba dedicándose a pensar sentado en su único mueble, viejo y moribundo, a Gregorio le vino una idea fugaz, como un relámpago. Pensó si esa decisión de apartarse del mundo, tomada hace ya cuarenta años, no habría sido también digitada por ese individuo superior, que lo había encerrado en un guión eterno durante los primeros 33 años de su vida. Y quizás no estaba allí por su propia decisión. Quizás ese guión que le hizo desviar la pelota hacía ya sesenta años todavía estaba siendo escrito...
Pero finalmente no tuvo tiempo de sacar ninguna conclusión al respecto. Gregorio se iba a quedar siempre con esa duda: la muerte llegó en el momento adecuado..."
miércoles, enero 16, 2008
Nota XXIII
sábado, enero 12, 2008
El islote
Ese día ventoso y lejano até un mensaje a una piedra. Quería que esa habitante del islote de enfrente recibiera mi señal, que supiera que estoy vivo, que sintiera mis latidos. Escribí con la poca tinta que me quedaba y con una pluma de águila en un trozo de papel húmedo. Lo uní a la piedra con un poco de cuerda. La isla de enfrente parecía alejada, pero yo estaba seguro de que la piedra llegaría y que ella podría leer mis pensamientos. Durante días me dediqué a juntar las fuerzas necesarias para que, en el instante del lanzamiento, la piedra atravesara el estrecho y llegara a la pequeña playa. Pero mientras me concentraba, dudaba. Sabía que era el único papel que me quedaba, había agotado toda la tinta en esas palabras tan profundas. Y también temía que, al arrojarla, le diera en la cabeza y la hiriera, o la matara. La duda crecía y así pasaron semanas, meses, años. Mi conciencia oscilaba entre el miedo y mis deseos de acumular fuerzas. Ya ni me acordaba lo que había escrito. Así fue que, una triste mañana, cuando ya me había decidido a enviarle mi mensaje, la marea subió. Oteé el horizonte, la isla de enfrente ya no estaba, ella había desaparecido. Lo último que recuerdo son mis pies agitándose entre un banco de algas, mis pulmones desesperados y un pedazo de papel que se hundía en el mar asesino. Un papel en blanco, sin piedra, cuyas palabras el tiempo se había encargado de llevarse para siempre. Y de no devolverme nunca más.
domingo, enero 06, 2008
Por primera vez en la historia de este blog, voy a poner algo realmente sincero...
Revolviendo papeles, cosas que sobrevivieron a tantos cambios, tantas mudanzas, tantos países, dudas, sufrimientos, personas, vientos, tormentas... he encontrado unos escritos que (creo) escribí hace unos doce o trece años. No voy a negar mi sorpresa al encontrar esas letras mías tan lejanas, esas hojas amarillas... De un primer vistazo no me parecía que ese que escribía era yo. Pero sí, esas curvaturas en la letra "T", esas maneras de poner las comas, los puntos suspensivos... Era el Gregorio Jebluss cuando aún ni siquiera el esperma había fecundado al óvulo. Me he propuesto superar mis barreras y mis miedos y mostrar –a quien quiera– el Gregorio Jebluss de hace doce años. Confieso que me da mucha vergüenza publicar todas estas cosas... Pero lucho contra ellas. Eso es lo que intentaré hoy.
* * * * *
UNO
Algo forzado acerca de esto que nunca me esperaba
(escrito en enero de 1997)
Realmente no entiendo como pude llegar a este presente, en el cual ya no puedo haer las cosas que hacía antes: respirar (porque, en realidad ya no respiro; solo trago y expulso aire); escribir (sólo anoto cosas); sonreir (sólo muevo músculos faciales); disfrutar (sólo simulo). Ya no puedo ofrecer nada, no puedo retribuir; no puedo actuar. ¿Cambiar? ¿De qué manera? ¿A qué precio? ¿Obteniendo qué beneficios? Hoy –reconozcámolo– el cristal que durante mucho teimpo se resquebraja día tras día cortando mi profundo corazón, se ha roto. Pero , de todos modos, la llama roja de la pasión aún está encendida. Y, quién sabe, quizás podamos recomponer todo.
Ese día (hace tan poco, pero parece tanto), presenciamos el momento más humillante de la existencia humana. Para una sola persona. Esa persona que fue el centro de los dedos acusadores, que se tiró a un mar helado, lleno de cosas que nunca encontró ni encontrará, para tratar de comenzar algo mejor. Qué persona ilusa. No se dio cuenta de que ya no se puede confiar en los caminos cortos, en las sensaciones próximas, en una copa vacía, en una luna llena…
Además, tampoco se dio cuenta de que detrás suyo había una senda que esa misma persona había construido. Había calor, lágrimas, sangre, satisfacciones, abrazos, penas, muertes, vidas, abismos, todo bien acomodado a los costados de la senda. Hoy, creo que todo eso ya no me sirve; ya no vale la pena recoger todo eso que se me cayó por el camino. Hice cosas buenas, fui reconocido, pero ya no vale la pena. No valgo la pena.
Hay una sola forma de volver a respirar, a escribir, a sonreír, a disfrutar. A sentir.
* * * * *
DOS
Poema de 1995.
Un desvelo mentiroso. Una soledad oculta. Un sueño creciente. Una obligación evadida, y otra por llegar. Una lluvia sonora. Una salida cancelada. Una angustia en potencia. Una ventana de cristal a punto de romperse…
Esto, eso es él… ¿él?. Yo, sí, yo. Esta alma es una inquieta bicicleta de cartón reciclada, a punto de volver a tirarse y fugarse. Es un alma biodegradable.
* * * * *
TRES
Poema de 1995.
Perdidos en la niebla
Dos luces que se acercan
E interrumpen la acción cotidiana
Que día a día bosquejan tus pupilas.
Ellas te golpean,
Te interfieren y te premian,
Te castigan y te queman,
Te disfrazan de quimera.
Quiera dios tengas paciencia
Quiera dios seas quimera.
Quimera…
miércoles, diciembre 26, 2007
Sucesion infinita de puntos
jueves, diciembre 06, 2007
Imperecedero...
Imperecedero, como la sensación de cerrar los ojos, echar la cabeza hacia atrás y dejarse envolver por estos sones mágicos...
Imperecedero, como estas líneas impías...
Te dedico estos versos por si acaso mi nombre
alcanzara dichoso las lejanas edades,
y una noche inspirase a los hombres un sueño
como barco impulsado por un fuerte aquilón
tu recuerdo, lo mismo que una fábula incierta,
obsesione al lector, como si fuera un tímpano
y por un eslabón fraternal y divino
quede como prendido de mis rimas altivas.
(de Las flores del mal, Charles Baudelaire, 1860)
Imperecedero, como esta melodía hechizante...
Imperecedero... como tu sonrisa.
¿Cómo alcanzar la eternidad?
¿Qué hacer para no perecer en este barco que se hunde?
¿Dónde está escrita nuestra fecha de caducidad?
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Imperecedero, como estas líneas impías...
Te dedico estos versos por si acaso mi nombre
alcanzara dichoso las lejanas edades,
y una noche inspirase a los hombres un sueño
como barco impulsado por un fuerte aquilón
tu recuerdo, lo mismo que una fábula incierta,
obsesione al lector, como si fuera un tímpano
y por un eslabón fraternal y divino
quede como prendido de mis rimas altivas.
(de Las flores del mal, Charles Baudelaire, 1860)
Imperecedero, como esta melodía hechizante...
Imperecedero... como tu sonrisa.
¿Cómo alcanzar la eternidad?
¿Qué hacer para no perecer en este barco que se hunde?
¿Dónde está escrita nuestra fecha de caducidad?
lunes, diciembre 03, 2007
Parir
Fastidio, abulia, sufrimiento, ilusión, angustia, agotamiento... La creación literaria es como un parto, en el que hay que hacer mucha fuerza, empujar durante horas, desechar líquidos vitales, cortar cordón, incluso comerse la placenta como los gatos. Un parto cuyo desenlace satisfactorio, después de días o semanas de sangrar, de compartir efluvios con los personajes, con la trama, con el universo... ofrece el momento sublime en el que por fin se acaricia la cabeza del recien llegado, se lo abraza, se lo descubre, en mística comunión con el cosmos. Después, la ley conocida: el neonato crece, se desarrolla, se independiza, abandona el hogar y vuelve a reproducirse, como dientes de león, como amebas insaciables. Hasta el fin de los tiempos.
Hoy Gregorio Jebluss no puede atender a nadie. Está en alguna maternidad perdida por ahí, pariendo engendros. O quizás esté pariéndose a sí mismo una y otra vez, en una suerte de loop eterno y natural.
domingo, noviembre 25, 2007
Alquimia del dolor
Hay quien con su entusiasmo te ilumina
y hay quien, Naturaleza, te entristece.
Tú que a algunos les dices: ¡Sepultura!,
dices ¡Vida, esplendor! a los demás.
Hermes desconocido que me asistes,
aunque siempre intimida tu presencia:
gracias a ti yo soy otro rey Midas,
el más cuitado de los alquimistas;
tú me haces transformar el oro en hierro
y en infierno lo que era paraíso;
en el sudario blanco de las nubes
descubriré el cadáver de lo que amo,
y en las altas riberas celestiales
construiré sarcófagos inmensos.
(Hubiese querido que fuera mío... pero es del maldito Baudelaire).
y hay quien, Naturaleza, te entristece.
Tú que a algunos les dices: ¡Sepultura!,
dices ¡Vida, esplendor! a los demás.
Hermes desconocido que me asistes,
aunque siempre intimida tu presencia:
gracias a ti yo soy otro rey Midas,
el más cuitado de los alquimistas;
tú me haces transformar el oro en hierro
y en infierno lo que era paraíso;
en el sudario blanco de las nubes
descubriré el cadáver de lo que amo,
y en las altas riberas celestiales
construiré sarcófagos inmensos.
(Hubiese querido que fuera mío... pero es del maldito Baudelaire).
viernes, noviembre 16, 2007
Segundos...
Cuando pienso en los segundos, una felicidad absoluta, limpia y sin interferencias cubre todo mi cuerpo, igual que una abrupta lluvia de verano. Una felicidad como las que motivan a romper en llanto, al vivir ese segundo que son todos los segundos, en el que puedo verlo todo y no verlo nada, saber todo y no saberlo nada. El canto de las aves es el mas embriagador de todos los que senti en mi vida, la gracia con la que el marino pinta el interior de la cubierta de su barco me conmueve al extremo, las nubes que dibujan formas caprichosas en el lienzo azul me llenan de un jolgorio inedito. En un segundo se encierra la vida, el mundo, mi historia, la historia de todo el universo...
(Puerto de Marsaxlokk, isla de Malta, noviembre de 2007.)
martes, noviembre 13, 2007
(Días paréntesis)
Abro las cortinas para ver el sol de la mañana. El ruido de la ventana es apagado, el sol se ve difuso. Me desperezo con más pereza que de costumbre. Preparo un café, le pongo azúcar, pero no sabe a nada. Mis bostezos no salen al exterior, las nubes no se mueven, el grifo no gotea, mis días se detienen, el café no sabe a nada... Un dolor en la comisura me recuerda a días pasados. Pero hoy, en esta mañana submarina, incluso el pasado es viscoso. Dejo el café, dejo el azúcar, dejo el sol. Voy al espejo. Tras su reflejo asoma una mañana de cartón, un día que no existe. Veo el sol a través del espejo y es como si no existiera. Intento ver a ese individuo que me inspecciona, pero no, no hay nadie en ese transmundo opuesto. Suspiro, fijo la mirada en algún punto de la habitación, tuerzo la boca. Creo que aún sigo siendo presa de mis días paréntesis. Días elásticos, tan pequeños como fríos, que no saben a nada.
(Canción: "Prelude. Song of the Gulls", del disco Islands, de King Crimson.)
martes, noviembre 06, 2007
Bajo la sombra de una roca
Quiero ser la paciencia del agua que permanece.
Quiero ser los aplausos de algodón de las copas de los árboles.
Quiero ser la seda del viento.
Quiero ser las ondas que dibujan las ramas de los sauces al moverse.
Quiero ser el efímero brillo de luz en el estanque.
O el camino descendente de la hoja desprendida.
O las caricias del abeto.
O el llorar del agua.
O el aleteo del gorrión.
Quiero ser cada partícula del mundo exterior.
Quiero ser.
Y soy.
(Parque Beihai, Pekín, miércoles 29 de agosto de 2007)
Quiero ser los aplausos de algodón de las copas de los árboles.
Quiero ser la seda del viento.
Quiero ser las ondas que dibujan las ramas de los sauces al moverse.
Quiero ser el efímero brillo de luz en el estanque.
O el camino descendente de la hoja desprendida.
O las caricias del abeto.
O el llorar del agua.
O el aleteo del gorrión.
Quiero ser cada partícula del mundo exterior.
Quiero ser.
Y soy.
(Parque Beihai, Pekín, miércoles 29 de agosto de 2007)
domingo, octubre 28, 2007
Gritos desgarrados de la noche artica
Salen las sales de tu sol salado
E intentan tocar ilusiones visibles
Tantas bocanadas de arena
Tantos bostezos perdidos
Sólo eco en mi rostro
Sólo suelo salado y navegar despierto.
Quiero tu herejía en mi garganta
Quiero mis ponzoñas ardiendo
En ese suelo que hoy
Busca el desierto perpetuo.
(Irkutsk, Siberia. 19 de agosto de 2007)
miércoles, septiembre 26, 2007
Escrito a 10.000 kilómetros de aquí
No sientes dolor. Sólo campos de pluma que muerden con exacta delicadeza la seda de tus venas.
No hay dolor. Hay letargo, el tiempo es narcótico.
Y te espera.
No ves el dolor.
Caes lentamente en un arroyo de flores blancas y elásticas. Carnosas.
No existe el dolor.
El viento es tímido y te eleva con manos dulces, mientras ríes bajo, mientras suspiras.
Jamás has visto al dolor.
El cosmos es un látex invisible en el que caes y vuelves a volar sin mirar.
El dolor es de algodón.
Muerdo mis dientes de goma, veo globos blancos, burbujas rojas.
Y vuelvo a reír hasta nacer.
El dolor no existe. El dolor soy yo.
(Ritan Park, Beijing, China. Agosto de 2007)
jueves, septiembre 20, 2007
José María se decidió a publicar un anuncio en los clasificados del domingo. Esta vez sí tenía que recibir respuesta: reservó un costoso espacio a página completa, en contraportada y a todo color. Y por si fuera poco, lo publicó en el diario de mayor tiraje del país. Se gastó lo último que le quedaba, ahorros que le habían costado sesenta años recaudar. Y así, en unos minutos, se quedó sin nada. Y todo por publicar un anuncio que dijera, junto a su foto y su teléfono, una sola frase: “Busco al amor de mi vida”.
martes, julio 17, 2007
From some inner way...
Se abandonan, se desinteresan, se dan cuenta de cuán solos se encuentran en el universo, la única compañía con la que cuentan es su propia conciencia. No hay dudas, somos seres prescindibles y descartables. Por eso tenemos la eterna tendencia de volver, irremediablemente, al regazo materno, o incluso más allá, a un mundo aún más profundo… El inconsciente impulso de acabar volviendo a esos momentos en que no éramos conscientes de nuestra vulnerabilidad. El volver a la nada absoluta, a flotar en un reconfortante y templado líquido amniótico.
miércoles, julio 04, 2007
Moebius
En el camino, Aurelio Iñíguez se topó con cosas inesperadas, con personajes de todo tipo y calaña: individuos singulares y otros que ni siquiera dejaron mella en su semblante cansado. La espera de la vejez: la más tortuosa de las soledades. Ya ni siquiera peina canas. Recuerda con nostalgia la vida que nunca se decidió a vivir; su tren ya pasó hace rato y no va a darle una segunda oportunidad. La vida es cruel, tanto si vences como si fracasas. El hombre se dio cuenta de que, a pesar de estar rodeado de tantos deseos cumplidos, se encuentra aún más aislado. Solo completamente, sólo se tiene a sí mismo. Encarcelado en esa piel, en esa casa y en esa ciudad, sólo se dedica, solo, a dedicar sus días a una afición muy particular: tachar calendarios. Años y años tachados con un rotulador negro. Ya no le quedan calendarios por tachar, los días han pasado todos. Hoy no ve más que soles pintados con la técnica del sfumato... Tengo la sensación de que esta vida es una excusa para hacernos creer que la vida, la real, es bonita. Si dejamos de creer eso moriremos sin más remedio. Indefectiblemente. Yo no soy el que escribe estas líneas. No sé quien lo hace por mí. Sólo intento contaminar a Dios.
viernes, junio 15, 2007
Julito, en sus propias palabras...
El capítulo 7 de Rayuela, leído por el propio Cortázar. Varias "erres" se le caen involuntariamente por algún puente resbalazido del Sena. Quizás sea el Pont des Arts, quizás el Pont Neuf o, posiblemente, sea algún otro puente por el que Oliveira jamás atinó a pasar.
Venéreo
Días venéreos
clavan puntas de lanza sobre tu sanguineidad
Tardes ausentes de gracia,
que se entrometen por sobre el ovillo de lana
y una sonrisa que no existe, ni existirá.
Noches de espera
soplando velas negras y cantando esas nanas tan odiosas.
Meses que terminan en una copa rota
llena de sangre y ojos astillados de espanto.
Vidas que ni siquiera lograron ser luces de bengala,
y sin embargo tendrán nombre.
clavan puntas de lanza sobre tu sanguineidad
Tardes ausentes de gracia,
que se entrometen por sobre el ovillo de lana
y una sonrisa que no existe, ni existirá.
Noches de espera
soplando velas negras y cantando esas nanas tan odiosas.
Meses que terminan en una copa rota
llena de sangre y ojos astillados de espanto.
Vidas que ni siquiera lograron ser luces de bengala,
y sin embargo tendrán nombre.
martes, mayo 22, 2007
Intenciones
Un amanecer opaco como el de hoy no suele sorprenderlo todos los días.
Las pinceladas del pintor intentan darle un toque más lúgubre de lo que tiene.
En sus ojos se puede leer un deseo interno de desgarrar esa imagen en millones de pedazos y traducir esos sentimientos apócrifos en colores fríos que lleguen a traspasar la tela.
Moja el pincel fino número 4 en el color azul cielo.
Una gota no resiste a los pelos embebidos y cae en la alfombra, dibujando una figura de forma extraña.
El artista protesta, pero de todos modos traza en el lienzo un camino llamativo entre esas olas y esas gaviotas.
Una pincelada, salpicaduras color cian, otra pincelada, exclamaciones interiores, el caballete que se mueve, un viento que entra por alguna rendija, una mezcla de color no adecuada, líneas que se confunden con planos, un sol a punto de morir ahorcado por rojos oscuros, más pinceladas, otras salpicaduras, esta vez de color marrón, y una sirena que mira al pintor mientras recita algún soneto sentada en una roca.
El pintor le devuelve la mirada, indiferente. La sirena entrecierra los ojos y adivina que su autor le está ocultando algo: va a matarla.
El pincel ahora está empapado de amarillos, su intención es imprimirse en unos resplandores vespertinos. La sirena mira hacia arriba, sabe que no puede moverse, sabe que su fin es inminente.
“No me mates” implora al pintor con el pensamiento.
“No, no lo haré. Hoy no”. Y agotado, abandona el pincel, su taller y se retira a respirar un poco de aire fresco.
Armado solamente con su pincel y sus colores fríos, quizás mañana el artista adquiera por fin la valentía necesaria para asesinar de una vez por todas a esa sirena y a todas las sirenas del mundo.
Las pinceladas del pintor intentan darle un toque más lúgubre de lo que tiene.
En sus ojos se puede leer un deseo interno de desgarrar esa imagen en millones de pedazos y traducir esos sentimientos apócrifos en colores fríos que lleguen a traspasar la tela.
Moja el pincel fino número 4 en el color azul cielo.
Una gota no resiste a los pelos embebidos y cae en la alfombra, dibujando una figura de forma extraña.
El artista protesta, pero de todos modos traza en el lienzo un camino llamativo entre esas olas y esas gaviotas.
Una pincelada, salpicaduras color cian, otra pincelada, exclamaciones interiores, el caballete que se mueve, un viento que entra por alguna rendija, una mezcla de color no adecuada, líneas que se confunden con planos, un sol a punto de morir ahorcado por rojos oscuros, más pinceladas, otras salpicaduras, esta vez de color marrón, y una sirena que mira al pintor mientras recita algún soneto sentada en una roca.
El pintor le devuelve la mirada, indiferente. La sirena entrecierra los ojos y adivina que su autor le está ocultando algo: va a matarla.
El pincel ahora está empapado de amarillos, su intención es imprimirse en unos resplandores vespertinos. La sirena mira hacia arriba, sabe que no puede moverse, sabe que su fin es inminente.
“No me mates” implora al pintor con el pensamiento.
“No, no lo haré. Hoy no”. Y agotado, abandona el pincel, su taller y se retira a respirar un poco de aire fresco.
Armado solamente con su pincel y sus colores fríos, quizás mañana el artista adquiera por fin la valentía necesaria para asesinar de una vez por todas a esa sirena y a todas las sirenas del mundo.
lunes, mayo 21, 2007
Palabras...
Las palabras son hormigas que invaden nuestro cerebro, lo cosquillean, lo flagelan y lo estimulan hasta que, si no le damos la importancia necesaria, mueren. Son muy pocas las palabras que sobreviven a nosotros. No, en realidad somos nosotros quienes no sobrevivimos a ellas, puesto que acaban migrando hacia otros cerebros. Las palabras transmutan hacia otros horizontes, mientras nosotros seguimos estancados en nuestro pobre vocabulario hasta que nos marchitamos, mudos, como un libro en blanco, sin siquiera un alfabeto que nos permita escribir y describir nuestra pena.
martes, mayo 15, 2007
Tres maneras de sangrar
1
“Ignoro lo que son las cosas, ignoro todo estado humano, nada del mundo gira para mí o en mí. Sufro espantosamente la vida. No existe un estado que yo pueda alcanzar. Y con mucha seguridad estoy muerto desde hace mucho tiempo, ya estoy suicidado.”
Antonín Artaud, de El arte y la muerte
2
“La mala fe es una especie de autoengaño (basado principalmente de racionalizaciones), por el cual el sujeto pretende tranquilizarse.”
Jean Paul Sartre
3
“El encuentro de un círculo y la punta de un triángulo no causa menos efecto que el roce del dedo divino con el de Adán en la obra de Miguel Ángel.”
Wassily Kandinsky
miércoles, mayo 09, 2007
THE END
Y llegó el día en que el sol se apagó. Al principio nadie se dio cuenta y todo el mundo siguió su vida como si nada. A los pocos días los especialistas advirtieron que algo raro pasaba y, como de costumbre, los diarios se hicieron eco de los rumores y publicaron “algo raro pasa”. Las primeras plantas, las más débiles, murieron sin dudarlo. Las más resistentes aguantaron lo que pudieron. Algunos árboles dirigieron sus ramas hacia los faroles o cualquier otra fuente de luz con una velocidad conmovedora, pero fue en vano. Los perros de la ciudad empezaron a escapar en masa y los que no podían ladraban y ladraban hasta morir. Millones de moscas, mosquitos, libélulas y toda pequeña criatura voladora caía muerta de manera fulminante. Salían a la superficie, pero sospechaban lo peor y se entregaban a su destino. Las calles y parques de todas las ciudades del mundo eran una alfombra de insectos muertos. Mientras tanto, las personas tuvieron reacciones dispares. Algunos no le dieron demasiada importancia al asunto y siguieron con su vida de todos los días, mirando los programas nocturnos de televisión –ahora todos los programas eran nocturnos–, yendo al gimnasio, lavando los platos, fornicando, jugando al fútbol… Los otros rezaban, leían a Kant, buscaban explicaciones científicas, consultaban el Torá o la carta astral. Pero nadie pudo aguantar tanto escepticismo y, como era de esperarse, en esos momentos miles de pseudoprofetas empezaron a aflorar como setas. Hordas de desesperados seguían a los salvadores, todos vestidos con túnicas de chirriantes colores, rogando por el regreso de algún amanecer, por el surgimiento de un nuevo astro rey, por la búsqueda de otra fuente de energía, o por la salvación de una muerte que se merecían. Rezaban y rezaban creyendo salvarse, mientras que en sus conciencias un terror imposible de extirpar les devoraba el alma con dientes oxidados.
Y una noche, semanas después del último amanecer, Gregorio salió a su balcón suburbano, cual Nerón viendo Roma quemarse. Y sonrió.
miércoles, abril 11, 2007
Érase una chica llena de vida. A los 30 años decide alejarse para siempre de la sociedad y recluirse apartada en una pradera. Hasta el día su muerte, veintiséis años después, fue una ermitaña a conciencia. En todo ese tiempo se dedicó a crear una de las poesías más profundas e innovadoras de la época contemporánea. Se llamaba Emily Dickinson.
“Naturaleza no es lo que vemos, la montaña, el poniente, la ardilla, el eclipse, el abejorro, no, naturaleza es el cielo, naturaleza es lo que oímos, el bobolink, el mar, el trueno, el grillo, no, naturaleza es la armonía, naturaleza es lo que sabemos, no tenemos arte para decirlo, tan impotente es nuestra sabiduría para tanta simplicidad.”
“Morir sin morir y vivir sin la vida, es el más arduo milagro propuesto por la fe.”
“Podría estar más sola sin mi soledad,
tan habituada estoy a mi destino,
tal vez la otra paz,
podría interrumpir la oscuridad
y llenar el pequeño cuarto,
demasiado exiguo en su medida
para contener el sacramento de él,
no estoy habituada a la esperanza,
podría entrometerse en su dulce ostentación,
violar el lugar ordenado para el sufrimiento,
sería más fácil fallecer con la tierra a la vista,
que conquistar mi azul península,
perecer de deleite.”
lunes, abril 02, 2007
Migrar, volar, sangrar...
Él la creo en sueños, le dio forma, la moldeó con sus deseos y la vio nacer a la edad de 28 años. Él supo desde siempre que ella sería de esa misma manera como la está viendo ahora. Por lo tanto, como él era su creador, le pertenecía. Buscó poseerla, quiso apresarla para siempre en sus dominios. Intento seducirla y adquirirla por medio de sutiles artimañas al principio, y violenta fuerza después. Pero finalmente, como toda obra artística, su creación se independizó para siempre y buscó nuevos puertos para su destino errante.
sábado, marzo 31, 2007
Nada, todo...
La vida es tan fácil... ¿por qué nos empeñamos en complicarla? Todas las cosas que me rodean me abandonan, por el simple hecho de que yo propicio los momentos de abandono. Todos los seres a los que conozco siempre les ocurre que, de repente, desaparecen tan misteriosamente como habían venido. La gente viene y se va, sin avisar. Todos aparecen en mi vida como actores secundarios cuyo papel es guiarme a través de este guión hasta un destino que aún no conozco, y que seguramente jamás conoceré. Sólo es cuestión de girarse y el mundo a nuestras espaldas se desvanece. Nunca tendré la certeza de saber si la voz que está del otro lado del teléfono es alguien que existe o no. Tampoco jamás sabré quién es ese actor que está del otro lado del espejo. Hoy todo lo que me rodea es salado. Todo, salvo mis lágrimas.
jueves, marzo 29, 2007
Todo, nada...
jueves, marzo 22, 2007
Días espuma
(…) La espuma de las olas que, con una constancia admirable, se inmiscuye entre los ínfimos granos de arena hasta alcanzar la eternidad absoluta, en el momento de la evaporación… Día tras día. Año tras año. Vida tras vida. ¿Alguien se emociona hoy con estas banalidades? ¿Alguien llora por el agua del mar? ¿No hay nadie que admire a los granos de arena?
domingo, marzo 18, 2007
De magias y horizontes
Abel soñaba a menudo con alfombras mágicas. Cuando era niño y estaba a punto de dormirse –y, quizás, para aplacar esta pequeña angustia que todos solemos sentir frente a la oscuridad de la noche onírica– Abel imaginaba que sobrevolaba la ciudad en su alfombra con motivos persas, como ésa que veía en la tienda de la esquina. Pasaba por encima de los barrios más peligrosos de la ciudad con una orgullosa valentía, era de noche, hacía frío, pero él estaba seguro allí arriba, mirando con altivez los objetos y personas que se movían como hormigas. Abel creció y se acostumbró a utilizar esa imagen inocente todas las noches para conciliar el sueño y desatormentarse un poco de sus pensamientos de persona despierta. Pero ésa no fue la única alfombra mágica de su vida. Cuando conoció a Glenda, Abel se subía encima de ella para volar e ilusionarse con alcanzar una Atlántida perdida, encontrarse con millones de arco iris que seguramente le pertenecían. También, en esos momentos en que la soledad lo invadía todo, cerraba bien fuerte los ojos y se relajaba en el sitio en el que se encontrara –una oficina, un sofá, una playa, una montaña–y volvía a sus recurrentes sueños infantiles para encontrar la tierra prometida a bordo de esa tela bordada en algún enigmático reino de cuento. La alfombra adoptaba diferentes formas. De madre, de billete, de objeto banal, de alarido, de gota. Pero, al igual que todas las cosas mágicas, la alfombra puede desaparecer cuando uno menos se lo espera. Abel cayó varias veces desde alturas descomunales a la superficie, muriendo y reincorporándose una y otra vez, para volver a encontrar nuevas alfombras mágicas que lo lleven, por fin, a esa tierra inconquistable que seguramente existe en algún punto lejano del horizonte.
viernes, marzo 09, 2007
La cita de la semana
«He escrito demasiado porque he vivido demasiado tiempo y demasiado intensamente»
Francisco Ayala
Francisco Ayala
viernes, febrero 02, 2007
Testimonio hallado en una playa desierta
“Ahora entiendo, por fin, que las características superficiales me hacen vivir precisamente eso, tiempo en la superficie. Mientras tanto, se hunde ante mis ojos todo aquello que podría experimentarse en las profundidades de ese mar llamado amar. Me zambullo, empujo mi cuerpo hacia las tinieblas atestadas de algas siniestras y peces ciegos. Veo, sin embargo, una luz imperceptible para mi capacidad de visión. Los recovecos del alma tienen tantas bifurcaciones que uno podría quedarse toda la existencia buscando el camino adecuado, la salida, la entrada, la clave. Ahora te huelo, te toco, te siento. Y no veo nada, cierro los ojos porque no me hace falta ver nada. Estoy dispuesto a emprender ese camino trazado en las profundidades de tu corazón, a no volver nunca más a la superficie.”
domingo, enero 14, 2007
El vacío
La piel me separa del universo circundante. Y de todos los otros universos que vienen a mí. El verdadero universo, ése que está de éste lado de la piel, es más infinito que el de ahí fuera. Simplemente porque tengo más conciencia de él. Si el significado de infinitud es ser conciente de que no existen esperanzas de descifrar el mundo, es que entonces jamás podré descifrarme. Si soy infinito, soy vacío. Los electrones, los protones (mis electrones, mis protones) no se tocan entre sí, giran entorno a la nada. Siento que el universo es un espejo roto en infinita cantidad de pedazos, espejo en el que puedo mirarme y contemplarme, así como también el universo se mira y se contempla en ese espejo roto en millones de pedazos que soy yo. Como el universo circundante, soy infinito. Como todo lo que me rodea, estoy lleno de vacío.
martes, diciembre 12, 2006
Algunas citas de James Joyce
“Yo soy el mañana, o algún día futuro que establezco hoy. Hoy soy lo que he establecido ayer o en días anteriores.”
“Los errores son el portal del descubrimiento.”
“El amor (entendido como un deseo hacia el otro) es un fenómeno tan poco natural que se repite muy pocas veces. El alma no puede permitirse ser virgen otra vez y no tiene la energía suficiente para desterrarse nuevamente en el océano de otra alma.”
“La irresponsabilidad forma parte del placer del arte. Aquella parte que ninguna escuela reconoce.”
“El día que muera, Dublín estará escrito en mi corazón.”
“No pen, no ink, no table, no room, no time, no quiet, no inclination.”
lunes, diciembre 11, 2006
Semblanzas de Baile Atha Cliath
Estoy en Baile Atha Cliath (asi se dice Dublin en gaelico, el olvidado idioma de esta isla solitaria y fria). Una ciudad que esta creciendo a un ritmo desmedido, ciudad acogedora, de gente siempre simpatica y con una sonrisa para regalar (a diferencia de sus vecinos ingleses). Una ciudad circundada por el espiritu de grandes creadores: Joyce, Becket, Wilde, Yeats... Y uno piensa como en una ciudad tan pequena existe una historia literaria tan prolifica. Sera por el clima, por el melancolico rio Liffey que atraviesa la ciudad, por la cantidad de pubs que pueblan cada calle, sitios donde uno facilmente puede inspirarse a la sombra de una pint of draught... Dublin no existe en realidad. Es una ciudad inventada en alguna novela que se escribe y reescribe cada dia.
Gregorio.
Gregorio.
jueves, noviembre 30, 2006
Entrevista Jebluss-Gonzalez Leon en Radio Kanal Barcelona
El pasado jueves 9 de noviembre, los noveles Gregorio Jebluss y Serafín González León, incipientes promesas del panorama literario actual, se apersonaron en los estudios de la emisora Radio Kanal Barcelona (FM 109.3, www.radiokanalbarcelona.com) para ser entrevistados por la periodista Inés Butrón Parra en su programa matutino/matinal El café del Bruc. La charla navegó entre loas literarias, historias personales, críticas mordaces y musas e inspiraciones varias. Para todo aquel que quiera deleitarse o fastidiarse con la animada charla, aquí va la entrevista (duración aproximada: 16 minutos). Simplemente hay que hacer clic en Play, o entrar en esta URL: http://http://www.goear.com/listen.php?v=2ef7739
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miércoles, noviembre 29, 2006
Ayer respiré profundo
Los pulmones llenos de ese gratificante vaho primaveral que expele la hierba recién cortada.
La extraña y veraniega sensación de soplar un diente de león y comprender que el aire también desprende voluntades.
El intenso placer de caminar por sobre las hojas caídas en la acera, y sentir ese crujir tan otoñal.
El asalto que provoca la invernal lluvia que no hace más que regalar tardes de melancolía y de volver a empezar.
¿Quién ha dicho que los latidos no son sordos?
Hay fulgores que se pierden como arena de desierto. Arena que sopla y te escupe en los ojos cual si látigos. Pero no lloras.
La tempestad acaba y sientes las horcas aflojar. Y, como hadas, las brisas añoradas vuelven a acariciarte. Cómo sábanas blancas.
El fuego de esta hoguera fue apagado (vaya paradoja) por esas brisas. Los días pasaron montados a caballos diabólicos guiados por jinetes sin retina, apocalípticos.
Las manos sucias de barro se hundían en tu pecho, desmembrando esternón, destrozando pulmones, solamente para apoderarse de un estúpido bombeador sanguinoliento.
Esos duendes que suelen salir de sus cuevas los días menguantes, clavando una y otra vez sus hachas de ese color tan particular.
Y tú ahí, esperando el próximo tren.
La tempestad acaba y sientes las horcas aflojar. Y, como hadas, las brisas añoradas vuelven a acariciarte. Cómo sábanas blancas.
El fuego de esta hoguera fue apagado (vaya paradoja) por esas brisas. Los días pasaron montados a caballos diabólicos guiados por jinetes sin retina, apocalípticos.
Las manos sucias de barro se hundían en tu pecho, desmembrando esternón, destrozando pulmones, solamente para apoderarse de un estúpido bombeador sanguinoliento.
Esos duendes que suelen salir de sus cuevas los días menguantes, clavando una y otra vez sus hachas de ese color tan particular.
Y tú ahí, esperando el próximo tren.
Estado de trance
Sientes decepción por adelantado
O sientes un extraño sabor salado en tu boca
O quizás sea una mayor irrigación
O, tal vez, sea esa palabra pronunciada.
O sientes un extraño sabor salado en tu boca
O quizás sea una mayor irrigación
O, tal vez, sea esa palabra pronunciada.
jueves, noviembre 02, 2006
«En realidad no sé nada de la vida. La vida es la que me sabe a mí. Rodeado de espirales, construyo casas de lana en medio de la tempestad y lanzo a un mar helado todas mis pertenencias, mi ropa, mis escritos... Todo. Incluso yo me lanzo. Pero siempre vuelvo y retorno sobre mis pasos para caminar en ese camino desconocido que tantas veces he pisado. Un camino que tiene mi nombre. Y que no conozco.»
viernes, septiembre 29, 2006
Algunas citas de Hermann Hesse
“No existe más realidad que la contenida dentro de nosotros. Eso explica porqué tanta gente vive una vida irreal. Esas personas adoptan imágenes de la realidad exterior y jamás hacen valer su propio mundo interior.”
“Si odias a una persona, en realidad estás odiando algo en él que es parte de ti. Todo aquello que no es parte de nosotros nunca nos molesta”.
“Quizá la gente como nosotros no pueda amar. En cambio, la gente ordinaria sí que puede. Ése es su secreto”.
“Las palabras no expresan bien lo que pensamos. Siempre tornan diferentes las cosas que queremos decir inmediatamente después de expresarlas… un poco distorsionado, un poco tonto”.
“La verdad tiene que ser vivida, no enseñada”.
“Las personas con coraje y carácter suelen ser vistas como siniestras por el resto”.
“El conocimiento puede ser comunicado, pero no la sabiduría. Uno puede encontrarla, vivirla, fortificarse con ella, hacer maravillas… pero no se puede comunicar ni enseñar.”
miércoles, septiembre 27, 2006
De vuelta…
Resistido a abandonar este desdoblamiento de personalidad (el de Gregorio o el de Franco), hoy vuelvo a posar mis manos en esta bitácora. Y lo hago con un simple pensamiento: ¿por qué cuando a las personas se les pregunta cuál ha sido el día más feliz de su vida, jamás responden “el día de mi nacimiento"?
martes, julio 25, 2006
La cita de la semana
«India es la cuna de la raza humana, el lugar de nacimiento del discurso humano, la madre de la historia, la abuela de la leyenda y la bisabuela de la tradición. Los materiales más valiosos e instructivos de la historia del hombre se atesoran sólo en India.»
Mark Twain
Mark Twain
lunes, julio 17, 2006
Reflexiones sobre la India...
Creo que, de alguna manera, todos los viajes son iniciáticos. Algunos más, otros menos. Pero un viaje a la India como el que estoy a punto de emprender supera el concepto de "iniciático". A continuación, ofrezco algunas reflexiones sobre este país, ese pueblo, ese espíritu, esa gente. Antes de partir...
__________________________________________________________
En la India el tiempo no tiene tanta importancia como para Occidente. Es una cosa más, como la comida, como un lago, como un anciano, como la historia. Está por debajo de las divinidades. Los hindúes no tienen, como los griegos, un dios del tiempo. De sus innumerables dioses, ninguno se dedica a regularlo. En Occidente somos unos esclavos del tiempo. Es lo que nos hace sufrir, nos ahorca y nos atrapa. En vez de disfrutar el instante exacto en que lees esto, tú lector, estás pensando en la manera en que te atormenta el paso del tiempo. Para Occidente, el tiempo todo lo destruye. Para ellos, el tiempo simplemente pasa. Por algo los hindúes no llevan relojes en sus muñecas. Por algo se trata de la civilización más antigua, y la más perdurable -a pesar de sus eternas dificultades-. Por algo los hindúes usan la misma palabra para decir ayer y mañana: bak. Por algo cualquier occidental que va a la India deja de ser el mismo cuando vuelve.
La idea de la reencarnación también es una manera de no ser esclavo del tiempo. Nosotros los occidentales, seamos ateos, sectarios o fervientes cristianos, tenemos la concepción de que ésta vida es la única vida, de que cada minuto que pasa es una gota de agua que pierde el océano, cada acción no realizada es una hoja que cae, cada cuenta pendiente es un instante eterno en el que todo se pierde y nada se transforma. El tiempo se torna así en un látigo con espinas que, segundo a segundo, nos flagela la espalda, arrancándonos jirones de piel y borbotones de sangre. Si sólo tenemos esta vida, somos simples náufragos cuya única propiedad es la balsa con la que navegamos a la deriva. En cambio, si contamos con otras vidas somos esos mismos náufragos, pero habitantes de una isla desierta que nos pertenece y a la que pertenecemos: el aire, el agua, los animales y las plantas de esa isla son nuestros, así como ese mismo aire, esa misma agua y esos mismos animales y plantas son dueños de nosotros, en recíproca comunidad.
En realidad, somos beneficiarios de una vida que se nos presta y que devolvemos a nuestra muerte.
* * *
Hay lugares sustantivo, lugares verbo y lugares adjetivo. Es así. Podría definir a El Cairo con un listado interminable de verbos. O a Siberia con cientos y cientos de sustantivos. Aunque la India esté llena de bellezas, de objetos, de templos y de religiones, para expresar su esencia no puedo hacerlo con sustantivos. Aunque hay muchísimas cosas por y para hacer, aunque las distancias sean descomunales, aunque la gente sobreviva como puede, no puedo definirlo con un verbo. Sin embargo, cualquiera de los adjetivos que se me ocurren, cualquiera que me vienen a la mente ahora de manera automática, pueden encajar perfectamente con la India: fantástico, descomunal, abismal, hermoso, eterno, horrible, amoroso, bello... Cualquiera menos uno: indiferente.
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