domingo, noviembre 25, 2007

Alquimia del dolor

Hay quien con su entusiasmo te ilumina
y hay quien, Naturaleza, te entristece.
Tú que a algunos les dices: ¡Sepultura!,
dices ¡Vida, esplendor! a los demás.

Hermes desconocido que me asistes,
aunque siempre intimida tu presencia:
gracias a ti yo soy otro rey Midas,
el más cuitado de los alquimistas;

tú me haces transformar el oro en hierro
y en infierno lo que era paraíso;
en el sudario blanco de las nubes

descubriré el cadáver de lo que amo,
y en las altas riberas celestiales
construiré sarcófagos inmensos.


(Hubiese querido que fuera mío... pero es del maldito Baudelaire).

viernes, noviembre 16, 2007

Segundos...



Cuando pienso en los segundos, una felicidad absoluta, limpia y sin interferencias cubre todo mi cuerpo, igual que una abrupta lluvia de verano. Una felicidad como las que motivan a romper en llanto, al vivir ese segundo que son todos los segundos, en el que puedo verlo todo y no verlo nada, saber todo y no saberlo nada. El canto de las aves es el mas embriagador de todos los que senti en mi vida, la gracia con la que el marino pinta el interior de la cubierta de su barco me conmueve al extremo, las nubes que dibujan formas caprichosas en el lienzo azul me llenan de un jolgorio inedito. En un segundo se encierra la vida, el mundo, mi historia, la historia de todo el universo...

(Puerto de Marsaxlokk, isla de Malta, noviembre de 2007.)

martes, noviembre 13, 2007

(Días paréntesis)



Abro las cortinas para ver el sol de la mañana. El ruido de la ventana es apagado, el sol se ve difuso. Me desperezo con más pereza que de costumbre. Preparo un café, le pongo azúcar, pero no sabe a nada. Mis bostezos no salen al exterior, las nubes no se mueven, el grifo no gotea, mis días se detienen, el café no sabe a nada... Un dolor en la comisura me recuerda a días pasados. Pero hoy, en esta mañana submarina, incluso el pasado es viscoso. Dejo el café, dejo el azúcar, dejo el sol. Voy al espejo. Tras su reflejo asoma una mañana de cartón, un día que no existe. Veo el sol a través del espejo y es como si no existiera. Intento ver a ese individuo que me inspecciona, pero no, no hay nadie en ese transmundo opuesto. Suspiro, fijo la mirada en algún punto de la habitación, tuerzo la boca. Creo que aún sigo siendo presa de mis días paréntesis. Días elásticos, tan pequeños como fríos, que no saben a nada.

(Canción: "Prelude. Song of the Gulls", del disco Islands, de King Crimson.)

martes, noviembre 06, 2007

Bajo la sombra de una roca

Quiero ser la paciencia del agua que permanece.
Quiero ser los aplausos de algodón de las copas de los árboles.
Quiero ser la seda del viento.
Quiero ser las ondas que dibujan las ramas de los sauces al moverse.
Quiero ser el efímero brillo de luz en el estanque.
O el camino descendente de la hoja desprendida.
O las caricias del abeto.
O el llorar del agua.
O el aleteo del gorrión.
Quiero ser cada partícula del mundo exterior.
Quiero ser.
Y soy.

(Parque Beihai, Pekín, miércoles 29 de agosto de 2007)