miércoles, diciembre 26, 2007

Sucesion infinita de puntos


Una inmanencia absoluta me invade. No tengo objetivos, ni caminos a seguir, ni horizontes. Sólo escucho el arrullar de las olas que golpean la madera carcomida de las barcazas.

jueves, diciembre 06, 2007

Imperecedero...

Imperecedero, como la sensación de cerrar los ojos, echar la cabeza hacia atrás y dejarse envolver por estos sones mágicos...
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Imperecedero, como estas líneas impías...

Te dedico estos versos por si acaso mi nombre
alcanzara dichoso las lejanas edades,
y una noche inspirase a los hombres un sueño
como barco impulsado por un fuerte aquilón

tu recuerdo, lo mismo que una fábula incierta,
obsesione al lector, como si fuera un tímpano
y por un eslabón fraternal y divino
quede como prendido de mis rimas altivas.

(de Las flores del mal, Charles Baudelaire, 1860)


Imperecedero, como esta melodía hechizante...


Imperecedero... como tu sonrisa.

¿Cómo alcanzar la eternidad?
¿Qué hacer para no perecer en este barco que se hunde?
¿Dónde está escrita nuestra fecha de caducidad?

miércoles, diciembre 05, 2007

Lo que era, hoy no es. Lo que no era, es. Y de pronto, el sol.

lunes, diciembre 03, 2007

Parir


Fastidio, abulia, sufrimiento, ilusión, angustia, agotamiento... La creación literaria es como un parto, en el que hay que hacer mucha fuerza, empujar durante horas, desechar líquidos vitales, cortar cordón, incluso comerse la placenta como los gatos. Un parto cuyo desenlace satisfactorio, después de días o semanas de sangrar, de compartir efluvios con los personajes, con la trama, con el universo... ofrece el momento sublime en el que por fin se acaricia la cabeza del recien llegado, se lo abraza, se lo descubre, en mística comunión con el cosmos. Después, la ley conocida: el neonato crece, se desarrolla, se independiza, abandona el hogar y vuelve a reproducirse, como dientes de león, como amebas insaciables. Hasta el fin de los tiempos.

Hoy Gregorio Jebluss no puede atender a nadie. Está en alguna maternidad perdida por ahí, pariendo engendros. O quizás esté pariéndose a sí mismo una y otra vez, en una suerte de loop eterno y natural.