martes, julio 17, 2007

From some inner way...


Se abandonan, se desinteresan, se dan cuenta de cuán solos se encuentran en el universo, la única compañía con la que cuentan es su propia conciencia. No hay dudas, somos seres prescindibles y descartables. Por eso tenemos la eterna tendencia de volver, irremediablemente, al regazo materno, o incluso más allá, a un mundo aún más profundo… El inconsciente impulso de acabar volviendo a esos momentos en que no éramos conscientes de nuestra vulnerabilidad. El volver a la nada absoluta, a flotar en un reconfortante y templado líquido amniótico.

miércoles, julio 04, 2007

Moebius

En el camino, Aurelio Iñíguez se topó con cosas inesperadas, con personajes de todo tipo y calaña: individuos singulares y otros que ni siquiera dejaron mella en su semblante cansado. La espera de la vejez: la más tortuosa de las soledades. Ya ni siquiera peina canas. Recuerda con nostalgia la vida que nunca se decidió a vivir; su tren ya pasó hace rato y no va a darle una segunda oportunidad. La vida es cruel, tanto si vences como si fracasas. El hombre se dio cuenta de que, a pesar de estar rodeado de tantos deseos cumplidos, se encuentra aún más aislado. Solo completamente, sólo se tiene a sí mismo. Encarcelado en esa piel, en esa casa y en esa ciudad, sólo se dedica, solo, a dedicar sus días a una afición muy particular: tachar calendarios. Años y años tachados con un rotulador negro. Ya no le quedan calendarios por tachar, los días han pasado todos. Hoy no ve más que soles pintados con la técnica del sfumato... Tengo la sensación de que esta vida es una excusa para hacernos creer que la vida, la real, es bonita. Si dejamos de creer eso moriremos sin más remedio. Indefectiblemente. Yo no soy el que escribe estas líneas. No sé quien lo hace por mí. Sólo intento contaminar a Dios.